lunes, 28 de marzo de 2011

POR: Valeria Lizeth Alejandre Perez 
Los políticos nunca han sido santos de mi devoción, siempre he dicho que la política como tal, como fue concebida es hermosa. Los feos son los que la practican y pregonan un remedo de ella. La historia nos muestra que a través de los años, la función pública ya nomas no funciona.
Es lógico que la sociedad, sea organizada pero todo debe de ser conforme al bien común. Viviendo bajo la ingobernabilidad, en un entorno anárquico, los ciudadanos se transforman en individuos sin reglas y en consecuencia sin control.
La política no debe de ser ejercida por el más fuerte, los cotos de poder se convierten en promotores del abuso y eso no es bueno para el pueblo. La democracia debe de prevalecer, para lograr la comunión entre papá gobierno y Juan Pueblo.
Los regímenes autoritarios no hacen crecer la sociedad como tal, ser absolutos sin tomar en cuenta a los conciudadanos, no da más que resultados negativos y es ahí donde surgen las desavenencias. El final ya es repetidamente conocido, el dictador acaba por caer.
Sistemas políticos hay de sobra, nunca falta un listo que desee inventar o renovar; los ya establecidos. A final de cuentas la idea es la misma, controlar la situación aun en contra de la voluntad del pueblo de Dios.
Antes las virtudes de los líderes eran otras, daban verdadero testimonio y eran ejemplo a seguir. Hoy las grandes masas se mantienen inconformes con sus dirigentes, no creen en el compromiso que dicen tener. Han visto en millones de ocasiones, como las promesas se las lleva el viento.
Los que dirigen lo hacen sin ningún pudor, su honestidad es objeto de duda. La sociedad está insatisfecha, con la forma de gobernar. Protesta y demanda un estado incluyente. Los cabecillas por consiguiente, buscan formas y modos de confundir al gobernado. Inventan nuevas estrategias y artimañas, para simular un buen gobierno.
Los partidos políticos, se han convertido en escuelas de la corrupción. A pesar de que algunos de sus coordinadores anhelan un cambio, la metamorfosis no ocurre de la noche a la mañana. Muchos se quedan en el intento, embestidos por los grupos poderosos, que desean mantenerse en la cúspide; cueste lo que cueste.
Además nunca faltan los que bajo la bandera del cambio, se transforman en paladines de la justicia. Se convierten en los defensores de los oprimidos y estos acaban agobiados por los ofrecimientos fabulosos. El mañana nunca llega y solo es más de lo mismo.
¿Hasta cuando dejaran de existir los demagogos, los elocuentes oradores, los políticos de pacotilla? ¿Cuándo llegará el día, en que la democracia sea efectiva entre los más necesitados? Esperemos que pronto pues la comunidad no tolera más tiempo. La crisis, las dificultades y los conflictos en que esta inmersa, la han consumido.
Estamos anegados por la problemática social, nuestro futuro es incierto y el presente desolador. Ojalá que quien gobierna lo haga con decoro. Que su compromiso contraído sea velar por los oprimidos y más necesitados. Que la justicia social llegue, a quien mas lo necesita. Así sea.

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